Hola amig@s de Blog Haciendo Deporte, aquí os traemos una nueva entrada en este vuestro blog deportivo.
Hoy abordaremos un tema interesante a nivel de salud y deportivo, se trata de las conocidas como fracturas por estrés. Un fenómeno que cada vez más ocurre en deportistas tanto de alto nivel como de práctica amateur. Un continuo y complejo sistema de entrenamiento, sin el adecuado descanso o conocimiento adecuado de la técnica en los procesos de entrenamiento, hacen que esta lesión esté alcanzando cada vez más porcentajes elevados de aparición.
Desde aquí, pretendemos haceros llegar información básica y clave para el reconocimiento de estas afecciones y aunque la entrada sea bastante extensa, os invitamos a leerla completa. Esperemos que os guste.
Fracturas por estrés
Se considera fractura a la falta de continuidad en una estructura ósea. En la mayoría de los casos, estas fracturas son consecuencia de acciones traumáticas. En el caso de las fracturas por estrés, el resultado viene dado por una reiteración prolongada y repetitiva de fuerzas o micro traumatismos de bajo impacto.
El tejido óseo se compone fundamentalmente de colágeno, un material visco elástico orgánico. Este material responde a las agresiones externas recomponiendo los daños producidos. Si las agresiones son demasiado consecutivas, los daños superan la capacidad reparadora de este material. Es entonces cuando se rompe el equilibrio destrucción-reparación, y se crea una fractura por estrés.
Mecanismo de lesión de una fractura por estrés
Este tipo de afectación se puede dividir en dos vertientes claramente diferenciadas dependiendo del origen de su producción.
Fracturas por debilidad
En este grupo se ajustan los modelos de lesión cuyo origen viene dado por deficiencias óseas inherentes. Pacientes con osteoporosis son proclives a presentar esta lesión debido a una pérdida en la densidad mineral del hueso; las mujeres, a consecuencia de anomalías en el proceso menstrual (oligomenorreas o amenorreas), y la 3ª edad, también son más vulnerables por la misma causa. En niños, es frecuente encontrar fracturas por estrés asociadas a los cartílagos de crecimiento.
Fracturas por fatiga
Estas lesiones se producen en un hueso como resultado de una exagerada y continuada actividad muscular realizada de manera repetitiva. El incremento de actividad muscular hace que el hueso responda con un proceso de regeneración e incremento, pero hay una etapa transitoria de recarga ósea en la que el hueso es relativamente débil y vulnerable a este tipo de fracturas, debido al desequilibrio existente entre la resistencia ósea disminuida y el aumento de la fuerza y tono muscular.
Los grupos más predispuestos a padecer este tipo de fracturas son fundamentalmente los deportistas y personas de actividad física continua. Entre los deportistas existen factores comunes a la aparición de esta dolencia:
- Incremento desordenado de la duración, intensidad o frecuencia de la actividad.
- Inadecuado período de descanso entre los esfuerzos.
- No respetar una etapa de adaptación gradual a las cargas tras una etapa sin actividad.
- Cambios bruscos en la superficie de realización de la actividad (el paso de superficies blandas a más duras)
- Alteraciones en los gestos técnicos deportivos
Tipos de fracturas por estrés
Los deportistas son el rango de la sociedad con mayor posibilidad de sufrir este tipo de lesiones. Por el origen y el mecanismo de producción, las fracturas por estrés nacen en función de la actividad que se desarrolle, de esta forma se puede hacer una clasificación según el deporte practicado y sus estructuras más expuestas:
- Voleibol: tibia, metatarso y cúbito.
- Danza o fútbol: metatarso.
- Maratonistas: tibia, metatarso y pelvis.
- Baloncesto: primera costilla.
- Golf: costillas inferiores.
Por otro lado, las fracturas por estrés también pueden ser catalogadas siguiendo criterios específicos: la zona afectada, el tiempo de curación, la posibilidad de complicaciones como retraso de consolidación, pseudo artrosis o soldado de fractura en casos de lesiones parciales. En función de estos criterios se pueden clasificar en dos grandes grupos:
Fracturas de bajo riesgo
Tienen un pronóstico favorable, tratadas con la simple rescisión de la actividad. Por ejemplo: extremidad superior (clavícula, escápula, húmero, cúbito, radio, escafoides, metacarpianos…), costillas, vértebras lumbares, pelvis, fémur (diáfisis), tibia (diáfisis), peroné, calcáneo.
Fracturas de alto riesgo
Mayor posibilidad de retardo de consolidación o pseudo artrosis, especialmente si el diagnóstico es tardío. Por ejemplo: fémur (cuello), tibia (maléolo tibial), astrágalo, escafoides tarsiano, metatarsiano (base).
Prevención de una fractura por estrés
Debido al concepto óseo de esta lesión, no existe sistema alguno de prevención estandarizado.Un buen calentamiento antes de comenzar las rutinas físicas, una dieta rica en calcio y minerales, una ordenada adecuación a la carga de entrenamientos así como respetar los tiempos de descanso entre esfuerzos, pueden ser consejos útiles a la hora de prevenir este tipo de afectaciones.
¡¡ Esperamos que os haya gustado, saludos amig@s !!
Fuente de la información: http://www.webconsultas.com