miércoles, 3 de abril de 2013

Sarcopenia


Hola amig@s de Blog Haciendo Deporte, aquí os traemos una nueva entrada en forma de nuevo artículo. Se trata de la sarcopenia, espero que os guste amig@s.

Se trata de un artículo titulado, Sarcopenia: Algo más que la disminución de la masa muscular de Jorge Luis Roig. El artículo ha sido obtenido de la siguiente dirección: http://g-se.com/es/fisiologia-del-ejercicio/articulos/sarcopenia-algo-mas-que-la-disminucion-de-la-masa-muscular-231

Aquí os realizo un resumen del artículo, espero que si estáis interesados no dudéis en visitar la web y leer con detenimiento la totalidad del mismo. 



La sarcopenia se refiere a la reducción cuantitativa de la masa muscular y por ello lleva implícito la disminución de la fuerza así como de la tolerancia al ejercicio, además con esa pérdida muscular, la posibilidad de potenciar una disminución del índice metabólico, aumentar la resistencia a la insulina, perder masa ósea, reducir la frecuencia cardíaca, disminuir la tolerancia a la glucosa y aumentar la masa grasa, entre otras cuestiones son elementos clave que se ven afectados.. Obviamente la edad y el sexo encuentran en la sarcopenia diferentes problemáticas en algunos casos tratables y en otros apenas controlables.
Con el transcurrir de los años, nuestro cuerpo sufre una serie de cambios en la composición corporal que provoca un aumento del peso graso y un descenso de la masa magra. El envejecimiento, como acontecimiento biológico natural, conlleva una disminución de la masa muscular así como una degeneración neuronal que concluirá, en una dependencia funcional de otras personas. Como consecuencia de las severas afecciones que este fenómeno de incapacidad genera, se viene prestando una especial atención al entrenamiento de la fuerza como el medio para controlar la pérdida de la musculatura esquelética que ocurre con la edad.
Desde el punto de vista fisiológico, la sarcopenia puede estar provocada por la disminución de elementos contráctiles (Young et al, 1984), por la reducción del número total de fibras musculares (10% a partir de los 50 años), por la disminución del tamaño de las fibras musculares tipo II o de contracción rápida y por una pérdida de unidades motoras (Stolberg y Fawcett, 1982).

EL ENTRENAMIENTO DE LA FUERZA, UNA SANA ELECCION A CUALQUIER EDAD

La fuerza muscular es necesaria para poder realizar las más diversas tareas del día a día como subir escaleras, levantarse de la cama, o simplemente andar. No obstante no debemos olvidar que la disminución de esta cualidad física es una de las causas principales de la pérdida del equilibrio en personas mayores, que trae consigo una propensión a las caídas lo que provocará en la mayoría de los casos fracturas de los frágiles huesos osteoporóticos (Bassey et al, 1992).
La disminución progresiva de la masa muscular así como la debilidad que ocurre en los músculos con el envejecimiento, se revelan también como un componente importante que contribuye a la pérdida de dinamismo. Este deterioro es además causal de la merma de independencia en el anciano, de una mayor demanda de servicios sanitarios, aislamiento social, depresión y abandono (Sargeant, 1996).
El entrenamiento de fuerza ha sido por lejos una de las áreas de mayor conflicto entre los profesionales de la actividad física y la salud cuando es analizado tanto para la fase temprana como en la tardía de la vida. Los estudios más recientes ponen de manifiesto que entrenar esta capacidad conduce a incrementos en la fuerza máxima así como en la producción de fuerza explosiva, con adaptaciones en el sistema nervioso e hipertrofia muscular, tanto en sujetos de mediana edad (alrededor de 50) como en personas mayores (más de 70) de ambos sexos. El aumento de fuerza y masa muscular obtenido gracias al entrenamiento en los longevos supone por ello, una ganancia de independencia funcional y por lo tanto una mejora en la calidad de vida, lo que implica menor dependencia de otras personas y, obviamente, reducción del riesgo de contraer patologías músculo-esqueléticas y, secundariamente, otras de índole metabólica.

CONCLUSIONES

El entrenamiento de fortalecimiento ayuda a compensar la pérdida de masa muscular y de fuerza que por lo general se asocia con el envejecimiento normal. Entre los beneficios se reconoce una mejoría en las condiciones óseas y articulares, un riesgo menor de padecer osteoporosis; una mejoría en la estabilidad postural y mayor. A todas estas ventajas reconocibles es bueno adicionarle el bienestar psicológico implícito que representa poder dominar el cuerpo en las edades más avanzadas. 

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