Hola amig@s de Blog Haciendo Deporte, aquí os traemos una nueva entrada en forma de nuevo artículo. Se trata de la sarcopenia, espero que os guste amig@s.
Se trata de un artículo titulado, Sarcopenia: Algo más que la disminución de la masa muscular de Jorge Luis Roig. El artículo ha sido obtenido de la siguiente dirección: http://g-se.com/es/fisiologia-del-ejercicio/articulos/sarcopenia-algo-mas-que-la-disminucion-de-la-masa-muscular-231
Aquí os realizo un resumen del artículo, espero que si estáis interesados no dudéis en visitar la web y leer con detenimiento la totalidad del mismo.
La sarcopenia se refiere a la reducción cuantitativa de la masa muscular
y por ello lleva implícito la disminución de la fuerza así como de la tolerancia
al ejercicio, además con esa pérdida muscular, la posibilidad de potenciar una
disminución del índice metabólico, aumentar la resistencia a la insulina,
perder masa ósea, reducir la frecuencia cardíaca, disminuir la tolerancia a la
glucosa y aumentar la masa grasa, entre otras cuestiones son elementos clave
que se ven afectados.. Obviamente la edad y el sexo encuentran en la sarcopenia
diferentes problemáticas en algunos casos tratables y en otros apenas
controlables.
Con el transcurrir de los años, nuestro cuerpo sufre una serie de
cambios en la composición corporal que provoca un aumento del peso graso y un
descenso de la masa magra. El envejecimiento, como acontecimiento
biológico natural, conlleva una disminución de la masa muscular así como una
degeneración neuronal que concluirá, en una dependencia funcional de otras
personas. Como consecuencia de las severas afecciones que este fenómeno de
incapacidad genera, se viene prestando una especial atención al entrenamiento
de la fuerza como el medio para controlar la pérdida de la musculatura
esquelética que ocurre con la edad.
Desde el punto de vista fisiológico, la sarcopenia puede estar provocada
por la disminución de elementos contráctiles (Young et al, 1984), por la
reducción del número total de fibras musculares (10% a partir de los 50 años),
por la disminución del tamaño de las fibras musculares tipo II o de contracción
rápida y por una pérdida de unidades motoras (Stolberg y Fawcett, 1982).
EL ENTRENAMIENTO DE LA FUERZA, UNA SANA ELECCION A CUALQUIER EDAD
La fuerza muscular es necesaria para poder realizar las más diversas
tareas del día a día como subir escaleras, levantarse de la cama, o simplemente
andar. No obstante no debemos olvidar que la disminución de esta cualidad
física es una de las causas principales de la pérdida del equilibrio en
personas mayores, que trae consigo una propensión a las caídas lo que provocará
en la mayoría de los casos fracturas de los frágiles huesos osteoporóticos
(Bassey et al, 1992).
La disminución progresiva de la masa
muscular así como la debilidad que ocurre en los músculos con el
envejecimiento, se revelan también como un componente importante que contribuye
a la pérdida de dinamismo. Este deterioro es además causal de la merma de
independencia en el anciano, de una mayor demanda de servicios sanitarios,
aislamiento social, depresión y abandono (Sargeant, 1996).
El entrenamiento de fuerza ha sido por lejos una de las áreas de
mayor conflicto entre los profesionales de la actividad física y la salud
cuando es analizado tanto para la fase temprana como en la tardía de la vida.
Los estudios más recientes ponen de manifiesto que entrenar esta capacidad
conduce a incrementos en la fuerza máxima así como en la producción de fuerza
explosiva, con adaptaciones en el sistema nervioso e hipertrofia muscular,
tanto en sujetos de mediana edad (alrededor de 50) como en personas mayores
(más de 70) de ambos sexos. El aumento de fuerza y masa muscular obtenido
gracias al entrenamiento en los longevos supone por ello, una ganancia de
independencia funcional y por lo tanto una mejora en la calidad de vida, lo que
implica menor dependencia de otras personas y, obviamente, reducción del riesgo
de contraer patologías músculo-esqueléticas y, secundariamente, otras de índole
metabólica.
CONCLUSIONES
El entrenamiento de fortalecimiento ayuda a compensar la pérdida de masa
muscular y de fuerza que por lo general se asocia con el envejecimiento normal.
Entre los beneficios se reconoce una mejoría en las condiciones óseas y
articulares, un riesgo menor de padecer osteoporosis; una mejoría en la
estabilidad postural y mayor. A todas estas ventajas reconocibles es bueno
adicionarle el bienestar psicológico implícito que representa poder dominar el
cuerpo en las edades más avanzadas.
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