viernes, 22 de abril de 2011

Pruebas de Esfuerzo

La prueba de esfuerzo es un procedimiento ampliamente utilizado en medicina deportiva que consiste en la valoración de la respuesta del organismo durante el ejercicio. Una condición básica es la estandarización del procedimiento, es decir, que la forma de realización sea siempre la misma, para poder comparar los resultados entre deportistas y la evolución individual de cualquiera de éstos.
Los objetivos esenciales de una prueba de esfuerzo son el diagnóstico de salud (confirmando la ausencia de enfermedades, principalmente cardiacas) y la valoración de la capacidad funcional del deportista (la capacidad para hacer ejercicio). Tras el procedimiento se obtienen datos que permiten un asesoramiento médico del entrenamiento, determinando las intensidades de ejercicio recomendables para conseguir una mejora en el rendimiento deportivo.
Las pruebas de esfuerzo pueden realizarse en diversos equipamientos. Los más utilizados son el tapiz rodante y la bicicleta ergométrica, pudiendo emplearse uno u otro en función de la situación del paciente o el deporte practicado.
En el procedimiento de la prueba pueden emplearse diferentes protocolos. Los más recomendables en deportistas son aquellos que suponen incrementos progresivos de la carga de trabajo, con una duración máxima entre diez y quince minutos, con análisis directo del consumo de oxígeno, y alcanzando niveles máximos de esfuerzo.
De acuerdo con las recomendaciones de la Sociedad Española de Cardiología es imprescindible realizar un electrocardiograma antes de la prueba, y monitorizar (visualizar) de forma contínua el electrocardiograma en el ejercicio y al menos durante 3-5 minutos durante la recuperación.
En las pruebas de esfuerzo a deportistas el análisis directo de gases (la medición del oxígeno consumido y el dióxido de carbono eliminado) permite una determinación exacta del consumo máximo de oxígeno y la detección precisa de los umbrales aeróbico y anaeróbico. Los procedimientos indirectos (mediante fórmulas matemáticas), sobre todo en pruebas submáximas, son mucho menos fiables.
El consumo de oxígeno es la determinación más adecuada para medir la capacidad para realizar ejercicio aeróbico: un consumo de oxígeno mayor es propio de deportistas bien entrenados. La evolución del consumo de oxígeno es paralela a la mejora del rendimiento deportivo, y permite medir objetivamente el aumento en la capacidad física.
Los umbrales aeróbico y anaeróbico permiten establecer la intensidad ideal de los entrenamientos aeróbicos (rodajes) y anaeróbicos (series), para optimizar el rendimiento, y recomendar ritmos de competición.
En un entorno preparado para realizar pruebas de esfuerzo es necesario contar con el equipo necesario para responder a cualquier emergencia: material de urgencias y desfibrilador. El personal que realiza la prueba debe conocer los procedimientos a aplicar en caso de complicaciones cardiovasculares.

2 comentarios:

  1. vamoooooooooooooos moiiiii, ya mismo estas tu haciendola en claseeeeee, confiamos en tiiiiii jajaja

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  2. Jeje si si a ver si Don Requena no se le olvida y el Carlos y yo la realizamos, por cierto a ver si ponéis vuestro nombre aunque sea después de vuestro comentario para así saber quien eres ! Un Saludo.

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